¿Nuestro sistema de educación superior se está volviendo más meritocrático o menos?

A medida que aumenta la competencia entre universidades, el proceso de admisión se vuelve más transparente y justo. Si bien el legado, el protagonismo familiar y la riqueza personal siguen siendo importantes, ahora son consideraciones menores que hace solo una década. Si bien la acción afirmativa todavía perjudica a las minorías de alto rendimiento (por ejemplo, los asiáticoamericanos), el grado de desventaja actual es menor que las cuotas previamente asignadas a los estudiantes judíos y la discriminación contra los estudiantes negros y mujeres.

La única excepción a esta creciente meritocracia son los estudiantes internacionales. Obtener la admisión a las mejores universidades estadounidenses es extraordinariamente difícil, ya que requiere una brillantez, riqueza y suerte inmensas. Las universidades de nivel medio parecen más dispuestas a aceptar estudiantes internacionales, pero solo si pueden pagar la matrícula completa. En los próximos años, las visas de estudiante también pueden convertirse en una limitación seria. Poco de esto es meritocrático.