Probablemente esté familiarizado con el concepto de velocidad terminal de un objeto que cae. Un objeto que cae experimenta una aceleración debido a la gravedad. Si no fuera por la resistencia al aire, el objeto iría más y más rápido indefinidamente. Pero debido a que el aire resiste el paso del objeto, el objeto finalmente alcanza un punto donde la fuerza debida a la gravedad está exactamente equilibrada por la fuerza debida a la resistencia del aire, y no acelera más.
Efectivamente, lo mismo sucede dentro de un conductor. Puede imaginarse que un conductor consiste en una red de iones positivos, esencialmente fijos en su lugar, rodeados por un “mar” de electrones móviles. Cuando se aplica un campo eléctrico al conductor, ejerce una fuerza sobre los electrones, haciendo que se muevan (generando así una corriente eléctrica). Pero los electrones no son completamente libres; interactúan con esa red de iones, “chocando” con ellos mientras viajan. Esta interacción con la red, conocida como dispersión , funciona de manera muy similar a la resistencia del aire, y por eso la llamamos resistencia eléctrica . Al igual que el objeto que cae, los electrones alcanzan rápidamente una velocidad terminal, y eso es precisamente lo que nos da la ley de Ohm; cuantifica la velocidad terminal de los electrones en el conductor. Entonces, la ley de Ohm es solo F = ma en otra forma.