El paso clave es ionizar una molécula o elemento estable existente. Esto se puede lograr de varias maneras.
Un método es emplear el efecto fotoeléctrico y luego simplemente exponer los electrones emergentes a un campo magnético o eléctrico para controlar su trayectoria. Esto los haría adecuados para su uso en el bombardeo de núcleos, lo que les otorgaría el epíteto ‘primario’.
Otro método es la emisión térmica, mediante la cual simplemente calienta la muestra para ionizarla. La ecuación de ionización Saha puede permitirle estimar cuánto calor es necesario. Nuevamente, será necesario el uso de campos eléctricos o magnéticos para controlar la trayectoria posterior.
La emisión de electrones de campo también podría ser un enfoque interesante para intentar, aunque me atrevo a decir que ya pocas personas emplean esta técnica.
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En la práctica real, es decir, como la tecnología se emplea en microscopios electrónicos y similares, se utilizan pistolas de electrones. El principio de una pistola de electrones es similar a la ionización térmica: los filamentos calientan una pequeña cantidad de meta, que expulsa electrones. Si está buscando usar electrones primarios, en lugar de generarlos desde cero, la opción práctica es usar una pistola de electrones y luego apuntarla a lo que desea.