¿La libertad económica recibe suficiente tiempo de instrucción y atención en la educación secundaria y superior?

Seguro. La educación económica convencional, a la que está expuesta una gran fracción (probablemente la mayoría) de las personas que reciben educación superior, brinda este tiempo y atención. El marco económico neoclásico estándar (equilibrio general, finanzas públicas estándar) es más satisfactorio para los conservadores económicos que casi cualquier otro marco para realizar análisis económicos o sociales. Por ejemplo, en microeconomía, enseñamos a los estudiantes sobre el primer teorema del bienestar (“los mercados son eficientes”) y el segundo teorema del bienestar (“interferir con los mercados nunca es necesario; hacer todo con transferencias de suma global”). ¡Sería difícil encontrar resultados más agradables para los conservadores económicos! (Los resúmenes entre paréntesis pretenden ser caricaturas fáciles de la forma en que estos teoremas son a veces mal interpretados, no como resúmenes de su contenido conceptual real).

A pesar de que estas teorías económicas neoclásicas no son tan buenas en la calidad de sus predicciones sobre la realidad, y aunque las hipótesis detrás de estas teorías son flagrantemente falsas como descripciones de la realidad, sin embargo enseñamos estas cosas, quizás sin llamar la atención suficiente sobre las deficiencias. Entonces, los estudiantes que estudian economía estándar obtienen, si acaso, una visión demasiado optimista de los méritos de la libertad económica, al menos en el sentido de que podrían pensar erróneamente que es una certeza científica que “la libertad económica es la respuesta correcta”. En realidad, hasta donde la economía puede decir, esta es una lección tentativa e incompleta extraída de la experiencia compleja, con cierto apoyo de historias estilizadas de figuras de palo que los economistas se cuentan entre sí.