Como maestra de matemáticas y biología, puedo decir que las actitudes que amo a mis alumnos son:
- Curiosidad : Durante mis años como maestra, he llegado a respetar y admirar a los niños que van un paso más allá y hacen preguntas significativas durante la clase o lo buscan por su cuenta. Si pueden enseñarme algo nuevo, siempre los felicito y les agradezco.
- Autonomía : no todos los alumnos tienen las mismas ideas que el profesor o sus compañeros, y eso me encanta. Especialmente cuando son capaces de transmitir sus pensamientos de una manera respetuosa y madura. Amo a un alumno que tiene sus propias ideas y puede comprometerse con su trabajo por sí mismo.
- Análisis y pensamiento crítico : algunos estudiantes simplemente vienen a la escuela para aprender y memorizar temas, pero unos pocos son capaces de juzgar ciertas materias, pensar de manera innovadora y proponer ideas maravillosas.
- Integridad : si bien muchos maestros me han dicho que valoran el respeto por encima de todo lo demás, mantengo la integridad en un nivel mucho más alto, con todo lo que encierra. Un estudiante que es honesto, respetuoso consigo mismo y con los demás, compasivo, responsable y consistente con sus pensamientos y acciones hace que mi trabajo sea más placentero y significativo.
- Creatividad y adaptabilidad : una vez más, las personas que piensan más allá y fuera de la caja podrían ser mi mayor orgullo y alegría. Tal vez no puedan recordar una determinada fórmula matemática o un método científico, pero avanzan en el tema y encuentran la manera de obtener la respuesta correcta de una manera inteligente e innovadora. ¡Me encanta eso!
Recuerdo a un alumno de octavo grado que mostró todas estas actitudes como una falta. Ahora se está convirtiendo en un empresario exitoso, y estoy seguro de que hará algunos cambios excelentes en su comunidad.