Primero debemos señalar que la tecnología es la respuesta a muchos de los problemas de la educación. Dicho esto, hay dos áreas en las que la tecnología es negativa para el proceso educativo y las instituciones.
El primero es el área en la que la tecnología se basa únicamente en evidencia que sugiere que el aprendizaje es cognitivo. Los estudiantes se sientan frente a una computadora que los “guía” a través de un proceso de aprendizaje similar a un árbol de decisión con una estructura “si esto o no esto” y luego “aquello”. Los estudiantes aprenden a través de una conexión emocional con el tema, sus compañeros y el maestro, no a través de una supuesta cascada cognitiva de los próximos pasos en el tema.
La tecnología en la educación falla de otra manera importante. Las herramientas digitales y el plan de estudios no son reemplazos de maestros, pero son herramientas que el maestro puede usar. Cuando los maestros no están capacitados o por otras razones no saben cómo usar las innovaciones tecnológicas para lograr un efecto importante, la tecnología afecta negativamente a la educación.