Una de las relaciones más puras y profundamente inspiradoras es la de un maestro devoto y un estudiante dispuesto.
Casi todos tienen un maestro favorito, y los que menos nos gustaron. ¿Qué nos hace seguir apreciando estas relaciones y albergar sentimientos poderosos de respeto y afecto (y, a veces, una aversión estremecedora) por aquellos individuos que fueron responsables de guiarnos? La respuesta es bastante simple. Es cómo se desarrollaron, se nutrieron y se les dio espacio para evolucionar las relaciones entre estudiantes y maestros.
La capacidad de forjar una relación positiva y poderosa entre un alumno y un maestro puede parecer una tarea difícil primero, pero se puede lograr fácilmente creando un ambiente de aprendizaje sólido. El aprendizaje no es un proceso unidireccional solo; Un ambiente de aprendizaje efectivo es donde todas las personas involucradas aprenden unas de otras. Mientras los estudiantes aprenden un tema en particular de un maestro, el maestro aprende cómo mejorar sus habilidades de enseñanza y hacer que las lecciones sean más interesantes al obtener información de los estudiantes. Por lo tanto, ambas partes aprenden una de la otra.
Muchas cualidades definen una relación positiva y allanan caminos sobre cómo crear relaciones poderosas entre estudiantes y maestros. Se puede ver que incluyen buena comunicación, un ambiente de aprendizaje seguro y respeto mutuo, una actitud positiva y paciente, igualdad de los estudiantes y elogios oportunos. El maestro que se convierte en el “favorito” es aquel que los posee en buena medida.
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No todos los estudiantes son iguales. Mientras que algunos captan rápidamente los conceptos enseñados y participan activamente en el proceso de aprendizaje, otros pueden ser tímidos, desinteresados o incluso totalmente perjudiciales. Esto asigna una responsabilidad adicional a un maestro para crear una atmósfera que conduzca a un proceso de aprendizaje interesante. Son los maestros quienes son como escultores y estudiantes, la arcilla blanda, listos para ser moldeados en una obra maestra. Como Aristóteles dijo una vez: “quienes educan bien a los niños son más honrados que quienes los producen; porque estos solo les dieron vida, esos el arte de vivir bien ”.
Entonces, ¿qué se necesita entonces? ¿Cómo deberías lograr tanta diferencia en el aula que cree una relación eterna y poderosa entre un alumno y un maestro? A continuación se presentan 4 elementos atemporales de fuertes relaciones estudiante-maestro.